“Cicatrices” genómicas que dejan huella en las células iPS
Diversos estudios recientes han demostrado que las células madre adultas reprogramadas tienen algunas limitaciones en comparación con las células madre embrionarias, presentando “cicatrices” genómicas que podrían limitar su potencial terapéutico.
Tres nuevos estudios publicados en Nature, y que se suman a otros dos recientes aparecidos en Cell Stem Cell, advierten sobre las anomalías genéticas y epigenéticas de las células pluripotenciales inducidas o iPS (para más información, ver los vídeos del reciente “Debate en Red” que el Instituto Roche ha dedicado hace unos días al tema).
Estos trabajos indican que el proceso de reprogramación celular se asocia con aberraciones y cambios en la naturaleza de las células que podrían dificultar su utilización con fines terapéuticos. A las alteraciones epigenéticas (en la metilación de ADN) descubiertas recientemente en el genoma de las células iPS, se añade una importante presencia de variaciones de número de copia (CNV) y de mutaciones en genes codificadores de proteínas clave para las funciones celulares. La trascendencia de estos hallazgos aún está por determinar, pero pone en peligro algunas hipótesis de trabajo expuestas en los últimos años.
Así, un estudio del Samuel Lunenfeld Research Institute del Hospital Mount Sinai, de Toronto (Canadá), y el Biomedicum Stem Cell Center de la Universidad de Helsinki (Finlandia) ha analizado polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) en varias líneas de células madre embrionarias, comparándolas con los de células iPS humanas (tanto en una fase inicial como en un estadio intermedio de diferenciación), evidenciando que las células inducidas presentaban más anomalías genéticas que las células somáticas de las que procedían y que las pluripotenciales embrionarias.
En esta misma línea de trabajo, una investigación en la que ha participado Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk (California) y del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), sugiere que la posibilidad de que las células iPS presenten mutaciones genéticas debería tenerse en cuenta, y establecer controles rutinarios en caso de que se empleen en la práctica clínica. El estudio se ha centrado en 22 líneas de células iPS humanas, en todas las cuales se hallaron mutaciones en genes codificadores de proteína. El estudio permite demostrar que la reprogramación de células adultas humanas en iPS afecta a todo el genoma hasta el nivel más elemental del nucleótido, y confirma la elevada presencia de aberraciones genéticas en las células iPS.
Estas evidencias corroboran y amplían los hallazgos obtenidos en otros trabajos, como el dirigido por Joseph Ecker, del Salk Institute Genomic Analysis Laboratory (California), en el que se pone de relieve la existencia de alteraciones epigenéticas en las iPS y, además, se apunta que las células iPS guardan en su “memoria” un recuerdo del tejido adulto del que fueron derivadas.
Estos trabajos indican que el proceso de reprogramación celular se asocia con aberraciones y cambios en la naturaleza de las células que podrían dificultar su utilización con fines terapéuticos. A las alteraciones epigenéticas (en la metilación de ADN) descubiertas recientemente en el genoma de las células iPS, se añade una importante presencia de variaciones de número de copia (CNV) y de mutaciones en genes codificadores de proteínas clave para las funciones celulares. La trascendencia de estos hallazgos aún está por determinar, pero pone en peligro algunas hipótesis de trabajo expuestas en los últimos años.
Así, un estudio del Samuel Lunenfeld Research Institute del Hospital Mount Sinai, de Toronto (Canadá), y el Biomedicum Stem Cell Center de la Universidad de Helsinki (Finlandia) ha analizado polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) en varias líneas de células madre embrionarias, comparándolas con los de células iPS humanas (tanto en una fase inicial como en un estadio intermedio de diferenciación), evidenciando que las células inducidas presentaban más anomalías genéticas que las células somáticas de las que procedían y que las pluripotenciales embrionarias.
En esta misma línea de trabajo, una investigación en la que ha participado Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk (California) y del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), sugiere que la posibilidad de que las células iPS presenten mutaciones genéticas debería tenerse en cuenta, y establecer controles rutinarios en caso de que se empleen en la práctica clínica. El estudio se ha centrado en 22 líneas de células iPS humanas, en todas las cuales se hallaron mutaciones en genes codificadores de proteína. El estudio permite demostrar que la reprogramación de células adultas humanas en iPS afecta a todo el genoma hasta el nivel más elemental del nucleótido, y confirma la elevada presencia de aberraciones genéticas en las células iPS.
Estas evidencias corroboran y amplían los hallazgos obtenidos en otros trabajos, como el dirigido por Joseph Ecker, del Salk Institute Genomic Analysis Laboratory (California), en el que se pone de relieve la existencia de alteraciones epigenéticas en las iPS y, además, se apunta que las células iPS guardan en su “memoria” un recuerdo del tejido adulto del que fueron derivadas.