El ayer y el mañana del medicamento.
Hacia una Medicina Individualizada
Desde un punto de vista ético, ¿qué implicaciones puede tener la instauración de una Medicina Individualizada?
Hasta hace muy pocos años existía, "... el fundado principio de que no deben alterarse sino con mucho miramiento las fórmulas y preparaciones que han llegado hasta nosotros autorizadas con el respetable fallo de una experiencia secular, porque ésta en las ciencias prácticas, cuando es legítima, se erige en árbitro supremo cuyas decisiones son inapelables...". (Farmacopea Española, 1863).
La palabra farmacia procede de la griega pharmakon (remedio), sin embargo, la aplicación de remedios para curar enfermedades y paliar el sufrimiento es tan antiguo como la humanidad. Es más antigua la práctica de la farmacia que la propia palabra. Ya en el Paleolítico se usan plantas y animales para curar; en China, Egipto y Mesopotamia se comienzan a utilizar procesos químicos. La medicina y la farmacopea en la antigüedad son practicadas por sacerdotes. Se trata de remedios mágicos que se desarrollan junto a la astronomía, la química, la matemática.
Los griegos conocen las drogas con virtudes para sanar y traen a Europa la farmacopea. Hipócrates crea escuela. En las columnas del templo erigido a Esculapio, dios de la medicina, se pueden leer curiosas recetas medicamentosas. Con los romanos aumenta el número de las llamadas drogas medicinales. Los árabes (ejemplo: Avicena) describen multitud de fármacos. Durante la Edad Media los monjes son farmacéuticos. Durante siglos la alquimia, la superstición y la farmacia están muy unidas. Las culturas indígenas americanas desarrollan multitud de remedios (ejemplo: la quina en Perú para tratar la malaria). Paracelso, medico naturista suizo (siglo XVI), afirma que los procesos vitales son químicos y que la química es, por tanto, útil para curar enfermedades. La palabra farmacia no se comienza a utilizar hasta el siglo XVII, destaca en este siglo el descubrimiento de la vacuna contra la viruela por Edward Janner. En el siglo XIX hay todo un compendio de drogas recogidas a partir de sustancias procedentes de la medicina antigua y de las drogas metálicas introducidas en el Renacimiento; la mayoría inútiles, cuando acertaban era por casualidad. En el siglo XIX se elaboran píldoras, jarabes, tinturas, ungüentos, etc., a partir de materias primas fundamentalmente vegetales. En el siglo XX se avanza en el diagnóstico, la investigación, la especialización de la farmacopea. Alexander Fleming descubre la penicilina en 1929.
Algunos ejemplos de estos medicamentos componen la pequeña exposición (objetivo de este catálogo) que quiere acercarnos al medicamento del futuro, sin olvidar el pasado reciente. Ha sido fundamental la colaboración del Museo del Medicamento dependiente de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, cediendo medicamentos y productos originales. Así mismo, agradecemos la positiva disposición de la UIMP cediendo sus instalaciones para acoger la exposición.
A la hora de incluir preparaciones nuevas en el catálogo correspondiente: "... dos consideraciones muy dignas de tenerse presentes. Es la primera, la de que no debe figurar medicamento alguno sin que sus virtudes y métodos de preparación se hallen bien estudiados y comprobados, no por la experiencia de un solo individuo, sino por la general, habida en un espacio de tiempo bastante al menos para dejar pasar la influencia de la novedad y otros atractivos engañosos con que suelen anunciarse los efectos terapeúticos. Y la segunda se deduce de la naturaleza misma, en la cual no se trata de incluir todo lo que parece ser útil en la curación de las enfermedades, sino de que sólo contenga los medicamentos mejor estudiados bajo todos sus aspectos y en número que baste para atender a las necesidades de la Medicina, fijando en su preparación los procedimientos más seguros y convenientes para el fin de la terapeútica...".
Esta historia, con notables cambios en sus procedimientos, métodos,... está a punto de sufrir una transformación total, condicionada por la secuenciación del genoma humano. La individualidad genómica confiere susceptibilidad o resistencia a enfermedades comunes, así como variabilidad en la respuesta a medicamentos. Los fármacos del futuro habrán de tenerlo en cuenta. El estudio de los genes y de la expresión de las proteínas, permitirá crear en las próximas décadas fármacos específicos para grupos determinados de población.
"Medicina Individualizada: un futuro y una realidad" realidad", es el título del Seminario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en que se encuadra esta exposición, y en el que se abordarán aspectos relativos a la detección de factores pronósticos, instauración de medidas preventivas para evitar o frenar la aparición de enfermedades, el diagnóstico precoz y hasta el tratamiento y seguimiento del paciente en enfermedades comunes, desde esta nueva concepción de la medicina, basada en el conocimiento del genoma humano.
La presencia de destacados especialistas en las diferentes disciplinas involucradas en el curso confiere a éste un indudable interés y una amplitud de visiones que nos ayudarán a profundizar en el conocimiento, la investigación y las líneas de futuro que ya asoman en el horizonte. Es nuestro deseo que todo ello contribuya a diseñar medicamentos cada vez más eficaces y que, de la mano de la genómica, seamos capaces de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
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Hasta hace muy pocos años existía, "... el fundado principio de que no deben alterarse sino con mucho miramiento las fórmulas y preparaciones que han llegado hasta nosotros autorizadas con el respetable fallo de una experiencia secular, porque ésta en las ciencias prácticas, cuando es legítima, se erige en árbitro supremo cuyas decisiones son inapelables...". (Farmacopea Española, 1863).
La palabra farmacia procede de la griega pharmakon (remedio), sin embargo, la aplicación de remedios para curar enfermedades y paliar el sufrimiento es tan antiguo como la humanidad. Es más antigua la práctica de la farmacia que la propia palabra. Ya en el Paleolítico se usan plantas y animales para curar; en China, Egipto y Mesopotamia se comienzan a utilizar procesos químicos. La medicina y la farmacopea en la antigüedad son practicadas por sacerdotes. Se trata de remedios mágicos que se desarrollan junto a la astronomía, la química, la matemática.
Los griegos conocen las drogas con virtudes para sanar y traen a Europa la farmacopea. Hipócrates crea escuela. En las columnas del templo erigido a Esculapio, dios de la medicina, se pueden leer curiosas recetas medicamentosas. Con los romanos aumenta el número de las llamadas drogas medicinales. Los árabes (ejemplo: Avicena) describen multitud de fármacos. Durante la Edad Media los monjes son farmacéuticos. Durante siglos la alquimia, la superstición y la farmacia están muy unidas. Las culturas indígenas americanas desarrollan multitud de remedios (ejemplo: la quina en Perú para tratar la malaria). Paracelso, medico naturista suizo (siglo XVI), afirma que los procesos vitales son químicos y que la química es, por tanto, útil para curar enfermedades. La palabra farmacia no se comienza a utilizar hasta el siglo XVII, destaca en este siglo el descubrimiento de la vacuna contra la viruela por Edward Janner. En el siglo XIX hay todo un compendio de drogas recogidas a partir de sustancias procedentes de la medicina antigua y de las drogas metálicas introducidas en el Renacimiento; la mayoría inútiles, cuando acertaban era por casualidad. En el siglo XIX se elaboran píldoras, jarabes, tinturas, ungüentos, etc., a partir de materias primas fundamentalmente vegetales. En el siglo XX se avanza en el diagnóstico, la investigación, la especialización de la farmacopea. Alexander Fleming descubre la penicilina en 1929.
Algunos ejemplos de estos medicamentos componen la pequeña exposición (objetivo de este catálogo) que quiere acercarnos al medicamento del futuro, sin olvidar el pasado reciente. Ha sido fundamental la colaboración del Museo del Medicamento dependiente de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, cediendo medicamentos y productos originales. Así mismo, agradecemos la positiva disposición de la UIMP cediendo sus instalaciones para acoger la exposición.
A la hora de incluir preparaciones nuevas en el catálogo correspondiente: "... dos consideraciones muy dignas de tenerse presentes. Es la primera, la de que no debe figurar medicamento alguno sin que sus virtudes y métodos de preparación se hallen bien estudiados y comprobados, no por la experiencia de un solo individuo, sino por la general, habida en un espacio de tiempo bastante al menos para dejar pasar la influencia de la novedad y otros atractivos engañosos con que suelen anunciarse los efectos terapeúticos. Y la segunda se deduce de la naturaleza misma, en la cual no se trata de incluir todo lo que parece ser útil en la curación de las enfermedades, sino de que sólo contenga los medicamentos mejor estudiados bajo todos sus aspectos y en número que baste para atender a las necesidades de la Medicina, fijando en su preparación los procedimientos más seguros y convenientes para el fin de la terapeútica...".
Esta historia, con notables cambios en sus procedimientos, métodos,... está a punto de sufrir una transformación total, condicionada por la secuenciación del genoma humano. La individualidad genómica confiere susceptibilidad o resistencia a enfermedades comunes, así como variabilidad en la respuesta a medicamentos. Los fármacos del futuro habrán de tenerlo en cuenta. El estudio de los genes y de la expresión de las proteínas, permitirá crear en las próximas décadas fármacos específicos para grupos determinados de población.
"Medicina Individualizada: un futuro y una realidad" realidad", es el título del Seminario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en que se encuadra esta exposición, y en el que se abordarán aspectos relativos a la detección de factores pronósticos, instauración de medidas preventivas para evitar o frenar la aparición de enfermedades, el diagnóstico precoz y hasta el tratamiento y seguimiento del paciente en enfermedades comunes, desde esta nueva concepción de la medicina, basada en el conocimiento del genoma humano.
La presencia de destacados especialistas en las diferentes disciplinas involucradas en el curso confiere a éste un indudable interés y una amplitud de visiones que nos ayudarán a profundizar en el conocimiento, la investigación y las líneas de futuro que ya asoman en el horizonte. Es nuestro deseo que todo ello contribuya a diseñar medicamentos cada vez más eficaces y que, de la mano de la genómica, seamos capaces de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
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